De entrada: Salvadísimas excepciones, la educación pública Dominicana es poco más que infuncional, ineficiente e ineficaz. Eso comenzando.
Las causas de esta situación son diversas y escapan al alcance de este post. Analizar las posibles soluciones a la misma tampoco es mi objetivo al escribir estas líneas. Lo que sí quiero mencionar son algunas consecuencias que se desprenden de ella:
1-) Bachilleres sin el nivel suficiente requerido para cursar una carrera universitaria, lo que implica…
2-) Profesionales sin el nivel suficiente requerido para ejercer su carrera, que a su vez provoca…
3-) Un mercado laboral (léase principalmente empresas privadas) que se inclina cada vez más hacia la contratación de egresados de universidades privadas. Por último esto nos lleva a…
4-) Una mayor cantidad de profesionales graduados de la universidad pública desempleados o como lampreas del estado.
Las cuatro ‘etapas’ anteriores conforman, más que un ciclo, una espiral que va dejando a su paso pobreza, desencanto y una cada vez menos equitativa distribución del ingreso. Entre el primer y segundo punto la relación es clara: malos bachilleres tienen altas probabilidades de ser malos estudiantes universitarios, e idénticamente, malos estudiantes universitarios es más probable que resulten malos profesionales.
Aquí viene lo delicado del asunto: una empresa privada tiene como prioridades la productividad, la eficiencia y el cumplimiento de ciertas metas que, de no lograrse, ponen en riesgo los beneficios de sus inversionistas o socios. Un mal profesional no tiene cabida en este esquema. Las buenas vacantes entonces pasan a ser, con toda razón, ocupadas por egresados de las instituciones de educación superior que mejor forman a sus egresados [PUCMM, INTEC e UNIBE en su mayoría]. El mayor porcentaje de Uasdianos debe conformarse con un empleo mediocre o ir a ‘romper brazos’ en el sector público [¡vaya ironía la mía!]. Pero aquí no acaba la historia…
Por tradición el estado dominicano acoge una cantidad de capital humano mucho más elevada de la que necesita con el único objetivo de tener muchos deudores a los cuales cobrarles en las urnas, pero eso es otro cuento demasiado largo. El caso es que para mantener a este vasto ejército de chupasangres se descuidan otras cuestiones de mayor importancia, [incluida la educación] y ahí completa una vuelta nuestra hélice.
En resumen: mientras nuestra UASD no prepare profesionales realmente competitivos, no existirá un mercado laboral que permita a sus egresados desarrollarse y los hijos de dichos egresados seguirán pasando penurias para estudiar y, si llegan a graduarse, encontrar buenos puestos. Mientras los msimos Uasdianos, el Estado y la UASD no se decidan de verdad a enfrentar el problema educativo, esta no producirá profesionales de calidad en masa y así ad eternum. Espiral viciosa se llama.
Nuzz