¡Vaya que cambiamos! Sale el sol, y seguimos soñando con ser, siendo sueños, soñados. Cae el sol, se hunde en la línea del horizonte [esta mañana veía que el nuevo álbum de U2 se llama ‘No line on the horizon’, cuando la definición de horizonte empieza irremediablemente con ‘Línea…’], seguimos soñando, llegando tarde al trabajo, a las citas, los besos, las vidas, o no llegando at all.
Cambiando, líneas, canales, medios, tardanzas, sueños y seres. Cambiando siempre, paseando por Roma, París, København, decepciona el tamaño de la sirenita, impermutable, o víctima de transformaciones imperceptibles [ya que el ojo no percibe los fraccionamientos tan ínfimos del tiempo (que lleva prisa, según el nick de Dan)]. Cambios continuos, continúan los cambios, ininterrumpidos, moho palpable que nos envuelve, que sólo a veces el sol evapora y brillamos como vasos de colores, sólo a veces.
“Lento reptar del tiempo” [googleo la frase, suena tan bien que no puede ser mía, resulta que sale un link, y es a un post previo. Tarea: El NP-Completo correspondiente a buscar en todos los libros leídos], lento reptar del tiempo a la espera de que pase la rutina, de que acabe lo ordinario, cuando la misma espera es parte de la rutina. Muertos los mitos, resucitan las memorias verdaderas, cuestionadas por algunos y sentadas en sus tronos imperiales [¿Imperialistas?]. He cambiado, lo ha hecho mi corazón, aunque luche por creer que permanece intacto… tacto.
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