Correr Onírico.

6:35 a.m., Diáskara me despierta [a solicitud mía la noche anterior] diciendo “Iván, son las seis y media, no vas a ir a correr?“, “Sí, ya va, ya va, gracias” respondo entre dientes, y me vuelvo a dormir.

6:45, suena mi alarma despertadora etiquetada con ‘Run‘ a ritmo de ‘Know your enemy’ de Green Day. Me despierto molesto pero ya no hay de otra. Enjuago mi cara, me pongo los shorts, camiseta del 10K de Punta Cana, la bandita blanca con la W.

6:55, en un insólito proceder por mi parte, voy al clóset y selecciono la camisa con la que iré a trabajar: la moradita con la corbata que me regaló (arito aquella vez. La tiro sobre la cama con la certeza de que estará ahí cuando regrese de hacer mis 9 kilómetros. iPhone y bocinitas en mano, saco la pera correspondiente de la nevera [siempre pienso que si las peras tuvieran algún tipo de inteligencia vegetal se acurrucarían al verme extender mi mano hacia ellas, cual presas frente a su inevitable depredador, pero eso no tiene caso mencionarlo…], pera en mano salgo bajo las nubes de Abril camino a darle esas tres vueltas al Centro Olímpico.

7:05, abriendo la puerta de la marquesina escucho un lejano y conocido silbido, siento que todo se desvanece, el sonido crece abrumadoramente acompañado de unas baterías y voces, aprieto mis puños y me encuentro con mis sábanas entre manos… SÁBANAS?! Al abrir los ojos [pues en algún momento los cerré] estoy tirado en mi cama, son las 8:10, el silbido es el comienzo de Let’s Go Surfing de The Drums, mi alarma despertadora para ir al trabajo. ¡JODER!

Nuzz

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