Eso es una rotunda mierda.
-UliseS MorlaS
“It’s a spectacle in search of a soul.”
-Joe Morgenstern
Y bueno, vimos Gatsby. En 3D, en Sambil, a las 3:45 de la tarde del Jueves Corpus de 2013. Una sala casi vacía, palomitas y Gatorade de Naranja [NUNCA hay de frambuesa!]. Fui sin muchas más expectativas que las que brinda un trailer explosivo y seductor. La ficha de IMDB dice que pertenece a los géneros ‘Romantic’ y ‘Drama’ y bueno, por el trailer pensé que iba a ver algo de gángsters y plomo. No. Es una historia de amor… Y locura.
Gatsby es un loco, millonario, optimista, egocéntrico, embustero, eterno enamorado. Un hombre con una determinación infalible detrás del que cree es su objetivo último en la vida: Daisy. The Great Gatsby trata de esperanza y tenacidad, de la forma en que los sueños (incluso los sueños equivocados) se fijan en el subconsciente y se convierten en cotidianidad, en pan de cada día, en obsesión y fijación que raya en la demencia. Trata también de la traición y el engaño, de las mentiras que se toleran por ‘amor’, de los rumbos no planificados que toma la existencia una vez se separan las almas. Trata de lo grande que puede uno llegar a ser buscando reconocimiento por parte de quienes en realidad te desconocen.
The Great Gatsby es hasta cierto punto mi espejo, uno de los múltiples reflejos de mi historia y la de quienes me rodean o rodearon. Es una historia fundamentalmente triste, con un final trágico. Es una gran historia quizás no tan bien contada [adaptada] (seguro el libro llega más), pero entretenida y visualmente muy bien lograda. Además, contiene deliciosas sutilezas musicales escondidas entre escenas [Jay-Z es productor ejecutivo y suenan canciones suyas, de Beyonce (muy buen cover de ‘Back to Black’) y una MUY grata sorpresa: un tema de The xx, bandita indie que suena en mi emisora online favorita].
Yo diría que 7.6/10.