Ahora que el Ruso me puso a refrescar un poco mi tesina de la licenciatura, estaba leyendo la dedicatoria y dice:
A la insustituible, presente en cada una de las cosas que hago, raíz y fruto de muchas de mis desventuras y otros tantos momentos de júbilo. Conmigo mucho antes de conocerla, conmigo hasta que desaparezca mi último halo de gloria. A la primera y la última, la venerada y la odiada. A ella, la Matemática.
¡¡Qué tiempos aquellos!!