Córdoba: Sur 5 y 6.

Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él.
-George Bernard Shaw

Al final pisé Argentina. Años de construir y reconstruir este momento, pensando en cómo sería, imaginando mil detalles, intentando desdoblar el telón mental que me separaba de esa realidad hasta ahora tan lejana. Los últimos días en BSB fueron de cosquilleo, de elucubraciones infinitas sobre EL momento esperado, de comer inmensas cantidades de carne diariamente, de mucha Smirnoff Ice, un pre-amanecer en vela a causa de las constantes granadas subconscientes.

Del vuelo BSB-COR sólo diré que fue caótico: pérdida de conexiones, mucho dormir en aviones y aeropuertos, poco wifi y menos sentido del espacio y el tiempo [“¿Quién soy?“, “¿Dónde estoy?“, “¿Cómo llegué hasta aquí?“]. Al final todo salió como siempre: BIEN. Me recibieron (arito y el Chino en el aeropuerto y fuimos a su ‘depto’. Cenamos en un restaurante donde tardaron tres eternidades y medias en traer la comida y luego a dormir con la promesa de correr al día siguiente.

El Domingo [ese era ‘el día siguiente’] me despertó la anfitriona como a las 11 y fuimos a casa de sus padres, una adorable pareja sacada de Modern Family, en desacuerdo en el 93% de las cuestiones y sin consenso en el 7% restante. Luego de almorzar en un riquísimo bufete y pasar una espectacular tarde en el patio de su casa, fuimos a Carlos Paz, ciudad turística como a 30 ó 40 Kms de Córdoba Centro. ¡Hermosas garotas!

[Pausa: En algún momento estaba esperando a Caro fuera de algún sitio y salió una chica ante la cual sólo atiné a escribir en mi libretita:

Se materializó La Belleza Indescriptible en botas de cuero/ Y de nuevo.

¡¡¡DIOS!!!]

Al regresar nos juntamos con dos de las amigas más cercanas de Carolina: La Nati y La Ceci: ¡Qué experiencia! De entrada parece que un requisito para pertenecer al coro de Carolina es estar doctorándose, tener doctorado o estar haciendo post-doctorado. Nati estudió Química algo [¿Bioquímica?] y está a punto de presentar tesis doctoral. Ceci hizo algo social [¿Antropología?] y también está camino a su PhD. Cenamos en un sitio llamado ‘Adentro’, rejuego con el típico ‘Comer fuera’.

La conversación de sobremesa estuvo plagada de Ahhhh’s, Nooooo’s y Claaaaaaaaro’s. Primero porque [al igual que todo habitante de país no tropical] las chicas juraban que en Dominicana vivimos metidos en la playa de Miércoles a Domingo. Segundo porque Ceci fundó oficialmente la Sociedad Argentina Protectora de los Manatíes Caribeños, sin haber visto nunca uno, sin saber si aun quedan algunos y sin tener idea de sus hábitos y modus vivendi. Simplemente la proyección de estos holgazanes mamíferos en su imaginario le parecía adorable, por tanto era su deber y compromiso hacer cuanto estuviera a su alcance para evitar su extinción [Primer paso: Buscar ‘Manatí’ en Wikipedia].

La Nati es menos idealista, su interés giró entorno a la posibilidad de visitar la isla con fines playísticos/culturales. Les comenté de la Spanish Holy Week de 2009 con mis compañeras de máster y que estaba en disposición de repetir, esta vez con un toque sudamericano. Se semi-comprometieron a visitarme en Santo Domingo antes de que finalice 2012, y yo respondo que estaré allí con protector solar, Ulises y un CD de Juan Luís Guerra.

Tuvimos también una laaaaaarga y productiva discusión acerca de la genealogía de los dominicanos, nuestras raíces españolas y la localización de nuestros ancestros Afro-Taíno-Europeos. Conclusión: A la mayoría de los Dominicanos nos importa poco en qué punto de nuestra genealogía fuimos ‘aplatanados’. Sabemos que nuestros rasgos son producto de una rica mezcla, que nuestros apellidos son casi todos españoles y poco más. No existe esa búsqueda de identidad raíces tan común en Argentina. Period.

Dos temas más que han marcado mi breve estadía en Córdoba son, por un lado, la cantidad ingente de manifestaciones de corte izquierdista en todos los ámbitos de la vida Cordobesa: afiches, gremios, convocatorias, protestas, graffiti, huelgas, paros, reclamación de derechos, asociaciones, sindicatos, llamados, murales, denuncias, renuncias, sometimientos… en fin, una subversividad latente en casi cada estructura que vieron mis ojos.

Considerando que Argentina es un país que disfruta de un relativo estado de bienestar, tanta efervescencia me parece poco más que impresionante. Como están las cosas ahora en RD [y como han estado los últimos 50 años de pseudodemocracia], se me hace impensable que se articule una red de semejante envergadura y peso clamando por el cumplimiento de las normas y el respeto de los derechos de los ciudadanos. Impensable.

El segundo punto es producto de mi visita a la Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba. Un fomento increíble a la investigación hacen de dicha facultad la meca de cualquier aspirante a doctorarse. Muchas actividades extracurriculares, muchas publicaciones de toda índole, mucho seminario y conferencia, inmensa cantidad de ofertas de becas en el exterior. Una perspectiva distinta [para mí] de lo que debe ser una facultad/escuela/instituto.

Honestamente, ni siquiera en España me sentí tan emocionado con el tema académico/investigación. Tanto así que pienso retomar mis esfuerzos por entrar a la Escuela de Matemáticas de la UASD y hacer algo allí por la carrera y el instituto, entre otros castillos mentales de más largo plazo y menos bases concretas. El tiempo se agota y los sueños son muchos. ¡¡¡A por ellos!!!

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