Esta mañana tenía tiempo [por las mañanas siempre escasea el tiempo, como que se escabulle entre la pasta de dientes, o entre las sábanas o el desagüe de la ducha, no sé] y decidí mirarme al espejo. Ya duplicado, buscando rasgos, pensando cosas, haciendo muecas, concluí:
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Que eso que llaman olvido es una falacia, una mentira, humo, empaque roto de galleta de soda.
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Que debo limpiar mi espejo con mucho más frecuencia.
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Que estás plasmada [¡qué palabrita!] en mis pupilas, y que te veo en cada midriasis.
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Que me sale barba aunque sea lampino.
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Que es demostrable en tiempo finito que te recuerdo de vez en vez y de cuando en cuando.
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Que se supone que esté contigo, o que estés conmigo, o que estemos juntos, que estés dormida en aquella cama o que te hayas ido ya a tu trabajo con un adiós y beso mío.
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¡¡Qué no, que ya me dije que no se puede!!
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Que suponer no sirve de nada, o casi nada.
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Que se hace tarde si sigo en esto.
Me gusto este post…
Si te miras mucho en el espejo, tarde o temprano moriras acesinado por tu reflejo.
Anita: Gracias por expresarlo…
Miky: Me parece que mi reflejo es inofensivo, me temo más a mí mismo.