¿He sido un tonto, pregunto, al permitir que las olas del tiempo se lleven consigo amores realizables y metas alcanzables…? ¿… al contar los minúsculos segundos de ese tiempo, cada uno acompasado con el ritmo del latido de mi pecho? ¿… al separarme en espacio y revolverme en pasado, sin la lejana certeza de que soy yo el del problema? ¿… al dejarme caer espiralmente en intrincados laberintos con minotauros feroces que embisten siempre veloces, mientras veo pasar la felicidad colgada en sus cuellos? ¿… al sofocar los alaridos que intentan salir de mi alma, inentendibles, grisáceos, y que la autoenvenenan paulatinamente?
¿He sido un tonto, pregunto?