“And that’s when I know it’s over. As soon as you start thinking about the beginning, it’s the end.”
― Junot Díaz, This Is How You Lose Her
Final. Caja negra. No drama, no versos, ni un aviso de curva, ni siquiera un adiós. Cinco palabras mal puestas y un instante más tarde ya no estaba. La Mi idiotez inmaculada y precisa condujo inexorablemente hacia el abismo llevándose todo consigo a la mierda. Fin.
Y bueno, siguieron las disculpas no aceptadas, los recuerdos del principio, sigue el insoportable silencio que lo es todo y las fotos, reales y mentales, el hurgar entre resquicios y escombros, la nada que deja la ausencia. Siempre [¡SIEMPRE!] queda la titilante mota de incertidumbre, al menos conmigo es y ha sido así. No se apaga, mientras yace en lo más recóndito de mi consciencia, latente, permanente, expectante. ¿Podrá verla?
Mientras, espero distante, atento, pero tranquilo. Las mareas suben, suben, suben y luego bajan muy muy despacio, casi imperceptiblemente, dejando al descubierto lo que está destinado a ser. ¿Será? Seguro, si recibe la ayuda correspondiente. Adiós de nuevo, adiós para siempre, hasta pronto, hasta nunca, nada, todo, Muahz! Breathe.